La madera debido a su estructura microscópica presenta una baja conductividad térmica.
Esta baja conductividad tiene dos beneficios
directos, el relacionado con la salud y el ahorro en el coste energético.
La salud es favorecida ya que el mantenimiento
de la temperatura ambiental aminora las dolencias propias del invierno.
El resfriado común, por ejemplo, se manifiesta
tras un cambio brusco de la temperatura corporal, por lo que la permanencia en
estancias cálidas contribuiría a la prevención de este tipo de enfermedades.
Sin olvidar que la madera actúa de regulador
de la humedad ambiental al desprenderse de la misma en ambientes secos y absorber
en otros excesivamente húmedos.
Estas dos características de regulador de
humedad y de la temperatura reducen las dolencias típicas de la tercera edad,
como artrosis o problemas respiratorios.
En cuanto al ahorro energético, tenemos como
beneficio nuestra propia economía al reducir el gasto en la tarifa energética,
y la reducción de CO2 a la atmósfera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario